martes, 7 de enero de 2014

A TIEMPO PARA COMENZAR A LEER



En días pasados un amigo muy querido, compañero de mis días de infancia colocó una frase en su muro que me gustó mucho:
“La cultura no depende de la cantidad de libros leídos, sino del nivel de la conversación que comparte la felicidad de leer, escuchar y contemplar”

Yo creo que hoy día son muy pocas personas las que leen y son menos aun las que leen libros edificantes, bien escritos, enriquecedores; verdadera literatura, sustancia nutritiva. Lamento confesar que no formo parte del cerrado grupo de lectores mexicanos; aunque volver a pertenecer es uno de mis anhelos diarios. ¿Qué ha pasado?  Bueno, pues solo que los demás distractores modernos han sido mucho más fuertes que mi deseo de leer (internet, televisión, celular, laptop, tablet, etc.), que he obedecido los deseos de otros con tal de no tener problemas (léase por ejemplo mi mujer que considera la lectura como una actividad perniciosa y alienante o como mi buen pastor que rechaza cualquier lectura que no incluya a Dios; bueno, a este último lo ignoro totalmente; al pastor por supuesto). Dos motivos muy fuertes por los cuales no leo como quisiera es la dependencia de un trabajo que me demanda gran parte de mi tiempo y el ser padre de familia con todas las obligaciones que esto conlleva. No obstante lo anterior, debo reconocer que si una persona no lee, es porque no quiere hacerlo.


Uno de los alumnos de mi amigo, que además de ser ingeniero químico es maestro, contestó con la siguiente frase:
“La lectura es como el alimento; el provecho no está en proporción de lo que se come, sino de lo que se digiere”
 [BALMES, Jaime Luciano]

Lo anterior me trajo a la mente un curso de capacitación que tomé cuando trabajaba para Nestlé y que nos proporcionó la misma compañía. Fue allá por 1993 y fue buenísimo, tremendamente interesante y útil. Entre los expositores estuvo el psicólogo Claudio Zapata experto en manejo del estrés y del dolor de cabeza.  Nos enseñaron a controlar nuestras emociones por medio de meditación, nos ayudaron a encontrar nuestro estilo de liderazgo según Michael Kirton, por cierto que yo salí ENPJ.  Recuerdo un ejercicio en el cual discutíamos un problema con solución única dentro de un grupo heterogéneo de 10; en nuestro caso yo fui el primero en encontrar la solución y debía convencer a los demás de mi posición; había todo tipo de personas ingenieros, licenciados, vendedores, gerentes, hombres,  mujeres, guapos, chaparros. Yo era el más joven al contrario de lo que comúnmente me sucede hoy día en cualquier grupo al que asista. No pude convencerlos. Nos grabaron sin que nos diésemos cuenta y al final del ejercicio al ver el video varios  aceptaron que me contrariaron por envidia mientras que otros dijeron no aceptar por recelo de mi juventud.  Tres años después salí de Nestlé y viví un ejercicio similar en otra empresa y ni con esa  experiencia laboral ganada pude imponer mi voluntad o dicho de otra forma convencerlos de mi razón.

En ese curso mencionado, una de las expositoras nos pidió escribir en un papel anónimo los títulos de los tres libros que más habían influido en nuestra vida; prueba por la que pasaría muchos años después el sabio Peña Nieto, siendo los resultados muy similares: confusión, mentira, vergüenza. La mayoría dijo que La Biblia era el libro más inspirador; pero la verdad es que pocos lo han leído y raros son los que la entienden en su totalidad; ciertamente también me excluyo.

El segundo libro supuestamente más leído fue “El Quijote” de Cervantes; ¡falsedad total! Casi nadie lo ha leído, es un libro pesado y complicado si se lee en el español antiguo y muy vasto además. Ofrece sabiduría popular y sentido común, historias divertidas que a veces rayan en lo bobo; pero, para la mayoría de las personas puede parecer anticuado y poco interesante.

El tercer libro fue muy variado. Yo recuerdo haber estado tentado a poner la biblia entre mis elegidos pero después de pensarlo mucho lo descarté; es el libro más sabio y útil que ha recibido la humanidad, no estoy seguro del todo que sea inspirado por Dios pero por si las moscas digo que así lo creo. No es fácil leerlo; es muy grande, parece contradictorio pero no lo es, puede parecer sanguinario si no se lee dentro del contexto correcto, es realmente muy severo pero es garantía de consuelo, consejo, amor, lindas palabras, mensajes esperanzadores y triunfo del espíritu. Me hace mucho ruido lo del diezmo, por ejemplo, y lo de no mires o desees a la mujer de tu prójimo (que por nuestro bien debiésemos evitar so pena de hacernos acreedores a una buena y justa madriza). Indudablemente podemos hacer lo que muchos hacen y ver a la biblia y a otros libros sagrados como simple literatura antigua y curiosa con cierto respaldo histórico o fantasía reduciéndolos entonces a comics o a los absurdos mitos romanos y griegos.

Los títulos que escribí fueron; “El Lobo Estepario” (Herman Hesse); “Tigre Tigre” (Alfred Bester) y “Tus Zonas Erróneas”  (Wayne Dyer). La biblia, es para mí algo aún superior a los mencionados y cada día despierto con la intención de leerlo con pasión y obedecerlo pero luego en el camino algo me desvía y me vuelvo humano otra vez.

Mientras la expositora leía en voz alta los títulos de los libros veía yo la cara de los demás asintiendo al sentirse aludidos, cuando llegó el turno de mi papelito, hizo una pausa y preguntó quién había elegido “Tus Zonas Erróneas” (un libro de autoayuda muy leído y común hoy día); levanté con orgullo mi mano y vi en su cara un gesto de empatía y complicidad.

Finalmente mi amigo remató su post con la siguiente frase:
Harold Bloom, quizás el más reconocido crítico literario vivo menciona las siguientes obras como fundamentales para vivir: La Biblia, Shakespeare, El Quijote y Los Ensayos de Montaigne. Estas serían la cúspide de la literatura sapiencial, de acuerdo a su criterio”

De los libros mencionados solo he leído La Biblia y El Quijote; he visto obras de Shakespeare e incluso películas como Romeo y Julieta; Hamlet, Otelo, MacBeth, El Sueño de Una Noche de Verano por mencionar algunas. ¿Sera que he desperdiciado mi vida? Bueno, que podríamos decir entonces de los que han leído a Harry Potter o las ridículas y cursis historias de vampiros y zombies, o los Juegos del hambre que en mi opinión son telenovelas escritas llenas de burdos plagios de obras de ficción y fantasía. ¿Qué sería de aquellos que han devorado cuentos de Memin Pinguin, El Libro Vaquero, Valle de Lágrimas, Alarma, TVNotas, etc? Iba a tirar la primer piedra pero…  mejor escondo la mano (me leí todas las historias de Conan tanto en libro como en comic y Spiderman es mi alter ego).

El lado oscuro me atrapó algún tiempo y leí todo Stepehn King, Dean R. Koontz, John Saul, Ray Garton, Robert MacCammon y otros escritores de terror, leí toda la ciencia ficción y fantasía accesible no solo a mi bolsillo sino también en mi país al cual no llegan muchos títulos.

Durante un tiempo me “master-be” leyendo literatura de superación personal asimilando y aplicando a mi vida absolutamente nada.  Luego leí best sellers, más tarde literatura intelectual como Milan Kundera que me fascina; aventura histórica (La Saga del Capitán Alatriste de Pérez Reverte a la cabeza); novela negra, literatura latinoamericana, de todo.

Pero me enorgullece decir que a los 16 años leí por primera vez a Herman Hesse (“Sidartha”) recomendado por el tan mencionado amigo y me trastornó; no pude tener mejor inicio en la lectura. Luego leí el “Lobo Estepario” del mismo autor y me transformó en el mismísimo Harry Haller; un lobo de otro tiempo perdido y atrapado en esta época, no he vuelto a leer nada igual.


Os recomiendo leer los siguientes libros de Herman Hesse; “Sidharta” en enero, “El Lobo Estepario” en febrero, “Bajo la Rueda” en marzo y “Peter Camezind” en abril. Si se quedan dormidos despiertos o si al llegar a la página 100 sienten que deben regresarse a la 10, háganlo; y si al final deciden volver a empezar; recompénsense con tan deliciosos manjares.


Para escuchar: qué tal si el día de hoy nos vamos por algo muy clásico; la novena Sinfonía de Beethoven interpretada por la Orquesta Filarmónica de Viena y si pueden conseguir escuchen todo el día el soundtrack de la película “La Naranja Mecánica”; obra escrita por Anthony Burgess, película dirigida por Stanley Kubrick; la música es de Walter Carlos.


Y pare ver; pues … la película aludida; “La Naranja Mecánica”.

La música del cielo.

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